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Cómo escoger un buen fotoprotector

La piel es el órgano más extenso, cuya principal función es proteger el cuerpo de los agentes climáticos, como es el sol. Por ello, queda expuesta a sufrir diferentes tipos de patologías (alergias, dermatitis, fotodermatosis, fotosensibilización) si no existe una correcta protección. Con la llegada del verano, esta sobreexposición se acentúa y con ella los efectos del sol sobre la piel. ¿Conocemos todas las opciones para protegerla?


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La fotoeducación de la piel es indispensable para saber elegir el protector solar más adecuado, que se adapte a las necesidades de nuestra piel y nuestro estilo de vida. 

 

Consejos de experta para elegir un buen protector solar:

La elección de un protector solar correcto es el primer paso para cuidar la piel y prevenir la aparición de enfermedades dérmicas. Y el primer consejo que os puedo dar es que el uso del filtro solar debe ser diario, los 365 días del año, incluso cuando el cielo está tapado o llueve, y se convierte en un elemento imprescindible con la llegada del buen tiempo.

– Un buen filtro solar no solo debe proteger de los rayos UVB (responsables de los daños inmediatos sobre la piel, como las quemaduras), sino también debe proteger de los rayos UVA (daños en el DNA de la piel, las células, los vasos y los tejidos). Es decir debe ser un fotoprotector de amplio espectro y de protección global para la piel, que la defienda contra el espectro de luz: UVB, UVA,  IR y Luz Visible.

– Es aconsejable escoger filtros físicos, no químicos e inorgánicos que reboten los rayos UV antes que sean absorbidos por la piel. Este tipo de filtros se conocen como “SunBlock”.

– Evitar los filtros solares que contengan PABA en su formulación, pues el ácido para-aminobenzoico puede causar daño celular y hay una mayor incidencia de alergias relacionadas con el uso de PABA y derivados.

– Deben ser productos estables ante el calor (foto estables).

– Se aconseja escoger productos de aplicación sencilla y cómoda para fomentar la reaplicación frecuente del filtro.

– Cuidado con los protectores secundarios, aquellos que incluyen reclamos publicitarios sobre protección solar pero cuyo cometido principal no es proteger la piel del sol (por ejemplo, las cremas hidratantes con SPF15).

– Los filtros solares deben incluir en su formulación Filtros Biológicos que no son filtros solares como tal, sino agentes antioxidantes que actúan en sinergia con los filtros de la fórmula evitando la formación de radicales libres y potenciando el sistema inmunológico de la piel.  Las vitaminas A, C y E entre otros son las más utilizadas. Tienen propiedades antirradicalares y actúan contra el envejecimiento cutáneo y los cánceres de piel fotoinducidos.

– Lo último en formulación es incorporar a las fórmulas activos para la protección y reparación del ADN (DNA-Protect), a través de enzimas que han sido aisladas de microorganismos extremófilos y cumplen funciones de reparación del ADN dañado por los rayos UV.

– Cuidado porqué los protectores solares caducan. Con el paso del tiempo, sus componentes se van degradando como en cualquier otro producto. Por tanto, no es recomendable utilizar fotoprotectores abiertos de un año para el otro ya que eso devalúa el factor de protección. La protección no será del todo completa por tanto se estará en riesgo de sufrir los efectos nocivos del sol.

– Es básico reaplicar el filtro solar cada 2- 4 horas. El SPF es «dosis-dependiente», es decir, que para conseguir el SPF que pone en el envase debemos usar una cantidad de producto igual a la que se usa para determinar que ese producto en dicha cantidad nos provee del SPF que pone en el cartonaje, de lo contrario, no conseguiremos dicho SPF. Hay muchos estudios donde se ve que la gente no aplica suficiente protector solar.

– Protección contra la polución: Partículas atmosféricas contaminantes (carbón y metales pesados) y químicos de uso doméstico e industrial

Gracias a la combinación de estos consejos conseguiremos un escudo de alto nivel contra el envejecimiento y los efectos nocivos que causan los rayos del sol: el eritema, el envejecimiento, las manchas, y el daño del ADN. La piel quedará protegida con efectos inmediatos, a medio plazo y a largo plazo:

 

Efectos  inmediatos

– Protección diaria de amplio espectro UVA/UVB

– Reduce la aparición del eritema solar. Se incrementa la resistencia de la piel y se refuerza su capacidad de protección frente a la quemadura solar.

Efectos a medio plazo

– Poder antioxidante y antienvejecimiento:  El envejecimiento solar de la piel, se traduce en arrugas y en manchas

Efectos a largo plazo

– Protección y reparación del ADN: Previene del daño invisible que sucede a nivel extracelular e intracelular (estrés oxidativo, inflamación, toxicidad mitocondrial y celular causada por las radiaciones UVA, infrarroja y luz visible).

– Por eso en CC no hablamos tan solo de SPF y de protección frente al eritema. Si no de los efectos a largo plazo. Es ahí donde están los avances y la innovación.

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Una combinación peligrosa: sol + medicamentos, cosméticos, perfumes

La toma de determinados medicamentos o la aplicación de un cosmético o perfume puede ser el causante de reacciones adversas sobre la piel (hipersensibilidades, inflamaciones,…). Varios medicamentos y determinados cosméticos, contienen agentes fotoreactivos capaces de inducir reacciones de fototoxicidad, si se toma el sol mientras se consumen.

Algunos medicamentos fotosensibilizantes son: anestésicos locales, anticonceptivos orales, antidepresivos, antihistamínicos, antisépticos, benzodiacepinas, laxantes o diuréticos, entre otros. Además, existen otros productos fototóxicos como: algunos colorantes, perfumes, esencias de limón o lavanda, etc… que pueden llegar a producir reacciones adversas.

El asesoramiento de los expertos en formulación y vía tópica para revisar composiciones, indicaciones y tratamientos a seguir, es lo único que puede garantizar el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos en la piel. Desde Cosmeceutical Center abogamos esta primavera por la información exhaustiva, para tener en cuenta los productos que pueden ser fototóxicos y así realizar una buena profilaxis y valorar su uso o no según las necesidades de cada tipo de piel. 

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