Ya sabemos que el frío es una de las causas que más contribuyen a la sequedad de la piel y que con la llegada de la primavera las condiciones ambientales cambian, aumenta la temperatura y la humedad y desaparecen las condiciones que tan mal iban para la piel seca, pero por el contrario aumentan los problemas de las pieles grasas, poros dilatados y con granitos. De nuevo se hace necesario adaptar los cuidados y tratamientos. Además, siendo la primavera el preludio del verano que es la estación donde la piel suele estar más agredida, se hace imprescindible una buena revisión y valoración para prepararla y prevenir los posibles daños posteriores.
La ropa empieza a ser más ligera, dejando al descubierto piernas, brazos y cuello, es decir la piel queda más expuesta a los rayos del sol. Además es época de alergias, que no son solo respiratorias y oculares (rinitis y conjuntivitis) si no también alergias en la piel o cutáneas.
Las alergias cutáneas hacen aumentar la sensibilidad de la piel, provocan alteraciones como inflamación, ardor, erupciones, descamación, ampollas, entre otras, así como hacen empeorar los eczemas, dermatitis, urticaria y psoriasis.
En términos simples, una alergia es una reacción desproporcionada del sistema inmunitario a una sustancia que es inofensiva para la mayoría de la personas. En los alérgicos, el cuerpo trata a esa sustancia (alérgeno) como un invasor y reacciona de manera inapropiada, provocando síntomas. Las personas alérgicas deben intentar evitar el contacto con las sustancias a las que son hipersensibles. Además, deben emplear tratamientos tópicos con dermoprotectores y aceites dermatológicos, y tratamientos generales con antihistamínicos. Las personas que presentan, concretamente, alergias cutáneas deben extremar el cuidado general de la piel, evitar el contacto con sustancias que sean irritantes y buscar siempre la máxima hidratación de la piel.
En primavera las dermatitis son de alta prevalencia, destacando la piel seca, prurito, eritema, descamación y costras (secundarias al rascado) de predominio en zonas expuestas, pliegues y áreas de contacto.
Con días más largos y una mayor exposición solar, en primavera también pueden aparecer manifestaciones de fotodermatosis, una erupción cutánea desencadenada por los rayos UVA y que afecta más concretamente a las mujeres. Podemos hablar de:
- Fotodermatosis estival benigna: es una erupción que aparece a partir de la primera exposición a la radiación solar. Se traduce en rojeces y pruritos.
- Fotodermatosis polimorfa: menos frecuente que la fotodermatitis estival benigna, esta erupción también encuentra su causa en la radiación UVA. Contrariamente a la fotodermatitis estival, la fotodermatitis polimorfa subsiste con cada exposición al sol. Afecta tanto a las zonas de la piel expuestas como a las no expuestas al sol.
Por tanto una vez más, podemos decir que: La mejor protección sigue siendo la prevención.
También es importante tomar conciencia de las reacciones de Fotosensibilización, pues algunos medicamentos, plantas y perfumes pueden ser responsables de reacciones cutáneas vinculadas en un 75% de los casos con una exposición a la radiación UVA. Esta fotosensibilización exógena provocada por fármacos o por aplicación local (medicamentos tópicos, cosméticos, vegetales, etc.), se expresa por una reacción inflamatoria aguda que se denomina fototoxicidad o por un tipo especial de reacción de hipersensibilidad tardía de mediación celular denominada fotoalergia.
Varios medicamentos y determinados cosméticos contienen agentes fotoreactivos capaces de inducir reacciones de fototoxicidad si se toma el sol mientras se consumen. Algunos medicamentos fotosensibilizantes son: anestésicos locales, anticonceptivos orales, antidepresivos, antihistamínicos, antisépticos, benzodiacepinas, corticoides, laxantes o diuréticos, entre otros. Pero además de estos fármacos, existen también otros productos fototóxicos como algunos colorantes, perfumes, esencias de limón o lavanda que pueden producir reacciones adversas.
Lista de principios activos que provocan reacción de fotosensibilidad
A.- Aceclofenaco, Acetazolamida, Acetilsulfametoxipiridazina, Aciclovir, Acitretina, Adapaleno, Alendronato, Algestona, Alimemazina, Alprazolam, Amantadina, Amilorida, Amiodarona, Amitriptilina, Amoxapina, Astemizol, Atorvastatina, Azatadina, Azitromicina.
B.- Benzocaína, Benzofenona, Bexaroteno, Bisacodilo, Bleomicina, Brea de hulla, Bromazepam, Brotizolam, Bumetanida, Butibufeno.
C.- Calcipotriol, Captopril, Carbamazepina, Carbetoxisulfaetidol, Carbinoxamina, Carvedilol, Celecoxib, Cerivastatina, Cetirizina, Ciclohexanol, Cinamato, Ciprofloxacino, Ciproheptadina, Cisaprida, Clemastina, Clobazam, Clofazimina, Clofibrato, Clomipramina, Clorazepato dipotásico, Clordiazepóxido, Clorhexidina, Cloroquina, Clorpromazina, Clorpropamida, Clortalidona, Clortetraciclina, Clotiapina, Clotiazepam, Clozapina.
D.- Dacarbazina, Danazol, Dantroleno, Dapsona, Demeclociclina, Desimipramina, Desogestrel, Desoximetasona, Dexketoprofeno, Diazepam, Dibucaína, Diclofenaco, Difenhidramina, Diflunisal, Diltiazem, Dimenhidrinato, Doxepina, Doxiciclina, Doxilamina.
E.- Ebastina, Eritromicina, Esparfloxacino, Etinilestradiol, Etonogestrel, Etretinato, Estradiol.
F.- Febarbamato, Felbamato, Fenbufeno, Fenilbutazona, Fenilpropanolamina, Fenitoína, Fenobarbital, Fenofibrato, Fentiazac, Flecainida acetato, Flufenazina, Flunitrazepam, Fluorouracilo, Fluoxetina, Flurazepam, Flurbiprofeno, Flutamida, Formaldehido, Furosemida.
G.- Gabapentina, Ganciclovir, Gemfibrozilo, Gentamicina, Gestodeno, Glibenclamida, Gliclazida, Glimepirida, Glipizida, Gliquidona, Glisentida, Grepafloxacino, Griseofulvina, Guanetidina.
H.- Halazepam, Haloperidol, Hexaclorofeno, Hidralazina, Hidroclorotiazida, Hidrocortisona, Hipérico.
I.– Ibuprofeno, Imipramina, Indapamida, Indometacina, Interferón alfa-2b, Interferón beta-1a, Interferón beta-1b, Irbesartán, Isoniazida, Isotretoneína.
K.- Ketazolam, Ketoprofeno.
L.- Lamotrigina, Levofloxacina, Levomepromazina, Levonorgestrel, Lincomicina, Lofepramina, Lomefloxacino, Loprazolam, Loratadina, Lorazepam, Lormetazepam, Lornoxicam, Lovastatina, Loxapina.
M.– Maprotilina, Mebendazol, Mefenamico ácido, Meloxicam, Mesalazina, Metildopa, Metotrexato, Metoxaleno, Midazolam, Minociclina, Minoxidil, Mizolastina, Moxifloxacino.
N.- Nabumetona, Nabumetona, Nalidíxico ácido, Naproxeno, Nifedipino, Nitrazepam, Norfloxacino, Nortriptilina.
O.- Ofloxacino, Olanzapina, Omeprazol, Oxacepam, Oxibenzona, Oxolínico ácido, Oxitetraciclina.
P.- PABA (para amino benzoico ácido), Pamoato de pirvinio, Paroxetina, Pefloxacina, Perfenazina, Periciazina, Peróxido de benzoilo, Pilocarpina, Pimozida, Pinazepam, Pipemídico ácido, Pipotiazina, Pirazinamida, Piretanida, Pirimetamina, Piroxicam, Pirvinio, Procarbacina, Prometazina, Psoraleno.
Q.- Quazepam, Quetiapina, Quinidina, Quinina,
R.- Ribavirina, Riluzol, Risperidona, Ritonavir, Rizatriptan.
S.- Salicilatos, Saquinavir, Selegilina, Sertralina, Sildenafilo, Simvastatina, Sulfacetamida, Sulfadiazina, Sulfadimetoxina, Sulfadimidina, Sulfafenazol, Sulfafurazol, Sulfaguanida, Sulfaleno, Sulfamerazina, Sulfametizol, Sulfametoxazol, Sulfametoxidiazina, Sulfametoxipiridazina, Sulfamoxol, Sulfanilamida, Sulfaperina, Sulfasalazina, Sulfatiazol, Sulindac, Sumatriptán.
T.- Tacrólimus, Tazaroteno, Terbinafina, Terfenadina, Tetraciclina, Tiabendazol, Tiaprofénico ácido, Tioproperazina, Tioridazina, Tolbutamida, Topiramato, Tranilcipromina, Trazodona, Tretinoína, Triamcinolona, Triamtereno, Triazolam, Trifluoperazina, Trimetoprim, Trimipramina.
V.– Valproico ácido, Valpromida, Venlafaxina, Verteporfina, Vinblastina.
X.- Xipamida.
Z.- Zolpidem, Zopiclona.
(*Fuente: http://www.portalfarma.com)
El fotoenvejecimiento
Por otro lado, en primavera, comienzan los días soleados y durante la exposición al sol, incluso moderada y en ciudad, se produce fotoenvejecimiento. Las exposiciones repetidas al sol sin protección aceleran los signos del envejecimiento: arrugas profundas, pérdida de densidad y elasticidad de la piel y aparición de manchas solares marrones. Especial cuidado hay que indicar en piel de mujeres embarazadas pues el incremento natural de la actividad hormonal aumenta la sensibilidad de la piel y esta tiene mucha tendencia al melasma o paño del embarazo. Son importantes los aportes vitamínicos por su efecto antioxidante, con vitaminas del grupo A, B, C y E, que, aunque no reviertan el envejecimiento, sí mejoran su apariencia.
Por todo lo dicho, es hora de ponerse de nuevo en manos de especialistas en formulación y vía tópica, para revisar composiciones, indicaciones y tratamientos, y pautarlo todo para estos meses. Nosotros siempre informamos sobre estas cuestiones, lo que supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos en la piel.
En la elección de la protección solar, que en CC recordamos siempre que su uso debe ser continuo los 365 días del año para una piel cuidada, hay protectores secundarios que son aquellos que incluyen reclamos publicitarios sobre protección solar pero cuyo cometido principal no es proteger del sol, por ejemplo una crema hidratante con SPF 15 incluido sería un tipo de protector solar secundario.
Un buen filtro no solo debe proteger de los rayos UV UVB que es la responsable de los daños inmediatos como quemaduras, sino también de los UVA, que penetran más en la piel que los UVB y que afectan especialmente a los tejidos conectivos donde producen las llamadas especies reactivas de oxigeno (ROS en inglés), que producen daño al DNA, células, vasos y tejidos. Son una causa potente de inmunosupresión, de los fenómenos de fotosensibilidad y fotodermatosis y se estima que contribuye en gran medida a la aparición de melanoma maligno. De ahí la importancia cuando se compra este tipo de productos de conocer estas cosas. No solo UVB, si no también que cubra todo el espectro UVA.
Elegimos : ¿un filtro solar orgánico o inorgánico?. En CC preferimos los que rebotan los rayos UV, antes de los que los absorben, por eso trabajamos en su mayoría con filtros físicos no químicos, inorgánicos, que se llaman «sunblock» ya que rebotan los rayos UV.
Es importante decir que deben:
– Proveer suficiente protección contra los rayos UVB y UVA.
– Ser estable ante el calor y además, debe de ser fotoestable.
– Debe tener una aplicación sencilla y agradable para fomentar la reaplicación frecuente y el uso de una cantidad de producto adecuada.
– Tener una buena relación precio-efectividad.
Si miramos con ojo crítico en el mercado es difícil encontrar filtros fotoestables y no foto-reactivos. Por ejemplo, el ácido para-aminobenzoico o PABA que es un filtro solar químico usado ampliamente, al estar expuesto a los rayos UV se puede descomponer generando en el proceso ROS que pueden causar daño celular. Así que planea en el aire…aun no lo saben bien pero se sigue usando habitualmente, la posibilidad de que fuera cancerígeno debido a su poca fotoestabilidad, y también se puede hablar de si tiene o no cierta actividad estrogénica. Lo que está claro es que hay una mayor incidencia de alergias relacionadas con el uso de PABA y derivados.
Así que, resumiendo y para terminar, abogamos esta primavera por la información exhaustiva, para tener en cuenta los productos que pueden ser fototóxicos, y así realizar una buena profilaxis y valorar su uso o no en cada piel.
Espero que os sean de utilidad estos consejos y lo apliquéis en vuestra rutina diaria los 365 días del año.
¡ Feliz semana !
Inmaculada Canterla