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Conceptos

Antioxidantes

Antioxidantes

RADICALES LIBRES VS ANTIOXIDANTES, en lucha por tu belleza

¿Quién no se ha preguntado alguna vez por qué nuestra piel envejece? El paso del tiempo y la exposición a multitud de factores externos (humo de tabaco, polución, sol, productos de limpieza…) afectan al ritmo de envejecimiento de nuestras células epidérmicas. Todos ellos intervienen directamente en la generación de los famosos radicales libres. Pero, ¿sabemos realmente qué son?

Estrictamente hablando, un radical libre es toda aquella molécula que ha perdido un electrón. Para que una molécula sea estable, debe tener un número concreto de electrones en sus orbitales. Cuando algún agente externo arranca un electrón, esa molécula inestable tratará de conseguir ese electrón que le falta de alguna otra molécula que exista a su alrededor. Así se produce una reacción en cadena de moléculas que buscan completarse. Esta "riña" de moléculas, que tan divertida e inocente puede parecer, trasladada al escenario de nuestra piel se convierte en un drama épico.

Antiox 2 en 1

Estos problemáticos radicales libres, proceden básicamente del oxígeno, ya que vivimos en un entorno rico en este elemento. De hecho es esencial para la vida basada en la respiración celular.

Los oxidantes pueden actuar sobre cualquier molécula, aunque algunas parecen ser más susceptibles que otras. Especialmente sensibles resultan los ácidos nucleicos, las proteínas y los fosfolípidos presentes en todas las membranas celulares. La interacción de los oxidantes con estas moléculas producirá en ellas una modificación estructural, que se traducirá en una alteración funcional. Este efecto que producen los oxidantes en los organismos vivos se denomina estrés oxidativo, y es una prueba de la importancia de la química del radical libre en el envejecimiento biológico.

Durante el envejecimiento, la mitocondria dañada por el estrés oxidativo es incapaz de mantener las demandas energéticas de la célula, aumentando la producción de radicales libres. Tanto la disminución de la producción de ATP como el aumento del estrés oxidativo, pueden inducir la apoptosis de la célula.

En realidad, los radicales libres no producen ningún efecto nuevo. Solo aceleran la velocidad de un proceso que es normal en el organismo, y que va siendo más intenso cuanto mayor es la edad del individuo. Naturalmente disponemos de mecanismos genéticos para defendernos e inactivar las agresiones de los radicales libres. Se trata de enzimas como la superóxidodismutasa (SOD), la catalasa y la glutatión peroxidasa... Pero con el paso del tiempo, el estrés, los productos químicos, el ambiente de las ciudades… estos antioxidantes celulares acaban perdiendo peso ante los radicales libres y no son capaces de detoxificar. Por ello se hace necesario para ayudar a nuestros mecanismos de defensa endógenos en la lucha contra el envejecimiento, el aporte y la suplementación con antioxidantes exógenos, como vitaminas C y E, los betacarotenos... Lo ideal es mantener una dieta rica en alimentos que combatan la oxidación, y que tengan buenas dosis de vitamina A, C y E, zinc, polifenoles, ácido alfa-lipoico, por ejemplo. Todo esto ayudará a mejorar la salud de nuestras células y ralentizará su envejecimiento.

Indiscutiblemente, los antioxidantes han sido reconocidos como un componente fundamental, y han cambiado nuestra manera de percibir la protección y el rejuvenecimiento cutáneo. Un buen antioxidante tiene que cumplir con los siguientes criterios:

1. Tener una mayor afinidad por los radicales libres que por el tejido, es decir, debe ser capaz de neutralizar el radical libre antes de que éste perjudique a la célula

2. No tiene que ser tóxico

3. Tiene que ser capaz de llegar al punto de acción donde se necesita la protección

Una superestrella de los antioxidantes es sin lugar a dudas la vitamina C, a la que también se denomina ácido ascórbico. Además de encontrarse en los cítricos y en la guayaba, también el kiwi, los pimientos, tomates, espinacas y las bayas rojas contienen gran cantidad de esta beneficiosa vitamina, fundamental no solo para la lucha antienvejecimiento, sino que también es clave para prevenir problemas de visión, proteger dientes y huesos, reforzar las paredes de los vasos sanguíneos y ayudar a absorber el hierro o para prevenir enfermedades e infecciones.

Aunque la vitamina C está más presente en los órganos vitales y en el torrente sanguíneo que en la piel (algo que va empeorando con los años, ya que cuando se da un envejecimiento cutáneo hay una menor circulación sanguínea en la zona y, por lo tanto, unos menores niveles de ácido ascórbico), también se pueden potenciar sus efectos gracias a un uso tópico, principalmente cuando se combina, de forma activa, con AHA. De hecho, según expertos de la Universidad Complutense, "los estudios farmacodinámicos han comprobado que la vitamina C aplicada tópicamente consigue niveles 30 veces superiores en la piel, a los que se consiguen con la administración oral. Además, estos mismos estudios han comprobado que la vitamina C aplicada tópicamente permanece en la piel durante 48 horas". Hay que tener muy en cuenta, además, que la vitamina C tiene un buen número de derivados, y que estos interactúan con la piel de modos muy distintos. Así, la forma de vitamina C más conocida popularmente es el ácido L-ascórbico, pero posee una serie de desventajas e inconvenientes frente a alguno de sus derivados. La Vitamina C es ácida y puede ser irritante (a las altas concentraciones necesarias para la síntesis de colágeno) en las pieles sensibles. Otro problema es su baja estabilidad, oxidándose rápidamente en presencia de aire, convirtiéndose en pro-oxidante, tornándose amarillenta y perdiendo su efectividad. Es por esto que muchas preparaciones que incluyen vitamina C en sus fórmulas sean coloreadas.

Antiox 2 en 1

Por todo esto, en Cosmeceutical Center consideramos que la mejor opción para la elaboración de fórmulas con vitamina C para el cuidado de la piel, es la que incorpora su éster en forma de palmitato ascórbico. Esta forma liposoluble se absorbe mejor por la piel y protege de la peroxidación a los lípidos de la piel, partes grasas de las células a las que no protege el ácido L-ascórbico.

Además de la vitamina C, otro potente antioxidante es la vitamina E, también llamada tocoferol. Es una parte fundamental de la hemoglobina, ya que ayuda a proteger los glóbulos rojos, a disminuir los niveles de colesterol, a prevenir las cataratas, a prevenir la coagulación de la sangre (y, por tanto, a evitar embolias) y a proteger los ácidos grasos. La vitamina E, se encuentra presente en la yema del huevo, diversos aceites vegetales (de soja, girasol, nueces, sésamo, palma y, en menor medida, oliva) y también en las verduras de hoja verde y en los cereales integrales. Cuando se combina con la vitamina C, la potencia antioxidante se multiplica. Además, las vitaminas E y C consiguen regenerarse entre sí, por lo que su unión resulta muy recomendable en un tratamiento antiox.

Otro eficaz antioxidante reseñable por sus frecuentes aplicaciones antiedad es el ácido alfa lipoico. Se le llama el "antioxidante Universal" por su doble solubilidad, es capaz de llegar y proteger a las partes acuosas y lipídicas de la piel. Desempeña un papel fundamental en la producción de la energía de las células y contribuye a la exfoliación. Su potencia antioxidante es clave porque actúa a distintos niveles, tanto evitando la aparición de radicales libres como eliminando los ya existentes. Por tanto, los productos cosmecéuticos con cantidades suficientes de ácido alfa lipoico ayudan a luchar contra los radicales libres, eliminando toxinas y potenciando a su vez los efectos de las vitaminas C y E, así como de otros agentes beneficiosos como la coenzima Q10.

De cualquier manera, la administración oral de dosis elevadas de antioxidantes debe realizarse con precaución, pues no es una panacea, sino una posibilidad. Por eso siempre recomendamos consultar con un profesional para alcanzar el equilibrio exacto y los resultados óptimos. Con respecto a la aplicación tópica, la fórmula diaria más completa para luchar contra los radicales libres es usar cada mañana un serum antioxidante que unido a la pantalla solar asegura el protocolo de protección medioambiental más eficaz para preservar la salud de la piel.

En definitiva, a la vista de las virtudes y bondades de estas moléculas antiinflamatorias y antioxidantes, no podemos prescindir de ellas como elementos efectivos contra el envejecimiento. SON EL SECRETO CIENTÍFICO DE LA BELLEZA!!!


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